Debbie es alérgica a los gatos: se le congestiona la nariz, se le inflaman los párpados y tiene dificultad al respirar cuando está con ellos. Sin embargo, desde que su marido murió no ha encontrado mejor compañía. Ya tiene más de 20 y sus vecinos le dicen “la loquita de los gatos”. Recientemente pidió ayuda a un terapeuta y está intentando superar su obsesión.
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